Contaminación radioeléctrica.
La física del campo electromagnético no
es simple, pero se dará aquí una idea aproximada de su naturaleza. Cuando por
un conductor circula una corriente eléctrica, alrededor de él se establecen dos
campos de fuerzas: a) el campo eléctrico, dado por la diferencia de potencial
eléctrico entre los extremos del conductor, que es el que impulsa la corriente
o sea el desplazamiento de electrones por el conductor; b) el campo magnético
que aparece siempre que una corriente circula por un conductor. El
funcionamiento de casi todos los aparatos que sustentan nuestra civilización
científica-tecnológica actual -es decir aquellos que generan o de una manera u
otra utilizan energía eléctrica-, implica la utilización de esos dos campos de
fuerzas. La intensidad de cada uno de esos campos es proporcional a la
intensidad de la corriente, y es distinta en cada punto del espacio alrededor
del conductor según sea la distancia y posición del punto con respecto al
conductor. Cuando la corriente mantiene una intensidad constante, esos campos
son también de intensidades constantes. Pero si la intensidad de la corriente
varía, como ocurre en el caso típico de la corriente alterna, donde el
movimiento de electrones cambia de sentido (y por lo tanto también de
intensidad) periódicamente, los campos cambian también de sentido y de
intensidad acorde con las variaciones de la corriente eléctrica. Ahora hagamos
un importante experimento imaginario. Supongamos un punto donde hay un elemento
conductor de electricidad, y otro punto situado a unos 300.000 Km del primero,
en donde podemos medir en cualquier instante las intensidades de los campos
eléctrico y magnético producidos por una corriente eléctrica circulando por el
distante conductor. La pregunta clave es: las variaciones de esos campos en el
segundo punto ¿son simultáneas con las del conductor? La respuesta es no,
porque la variación de los campos no se propaga a una velocidad infinita, sino
a un valor finito que es de unos 300.000 Km/segundo. Esto significa que
cualquier variación del campo electromagnético en el conductor originario será
percibida en el punto de observación un segundo después. Lo interesante es que
esa velocidad es la velocidad de la luz en el vacío. ¿Porqué esa coincidencia?
Porque la luz también es un campo electromagnético que se propaga por el
espacio. Pues bien, está demostrado que también las ondas de la radiotelefonía,
la televisión, el calor, la luz, los rayos ultravioleta, los rayos X y los
rayos gamma, están todos constituidos por campos eléctricos y magnéticos
superpuestos que se transmiten a la velocidad de la luz, el valor dado antes.
Sus efectos sobre la vida animal y vegetal de la Tierra son muy variados y
dependen de su frecuencia (ver definición más abajo). La representación gráfica
de cada tipo de radiación en función de su frecuencia, se llama espectro
electromagnético. Algunas radiaciones son beneficiosas y sin ellas no existiría
la vida (radiación infrarroja o calor, luz y rayos ultravioleta de intensidad
moderada). Las de más alta frecuencia, en cambio, pueden destruirla (rayos X,
rayos gamma). La explicación íntima de los orígenes y la naturaleza de la
radiación electromagnética está dada por la teoría de la mecánica cuántica. La
propagación de ella en el espacio había sido develada antes por la teoría de la
relatividad. Ambas son inabordables por su complejidad en este texto de
carácter elemental. Si al lector le interesan estas teorías, puede acceder a
textos de divulgación impresos o electrónicos. Debido a que se trata de dos
campos de fuerzas superpuestos, uno eléctrico y otro magnético, al conjunto se
lo llama campo electromagnético. Todas las radiaciones contenidas en el
espectro electromagnético son fenómenos idénticos, o sea de la misma naturaleza
física, y su diferencia radica simplemente en la frecuencia de cada una. Se
define como frecuencia de una corriente eléctrica alterna y de los campos
electromagnéticos en general, a la cantidad de variaciones de sentido de la
corriente o de los campos, que se produce en un segundo de tiempo. La corriente
alterna de la red a la cual conectamos nuestros enseres domésticos es de 50
ciclos/segundo, o 50 Hertz, en Argentina. El Hertz, abreviadamente Hz, designa
a 1 ciclo/segundo, y es la unidad de frecuencia. Pero en cambio las ondas de
radio usadas para comunicaciones a grandes distancias pueden tener frecuencias
de, por ejemplo, diez millones de Hz. (Si 1 Hz = 1 ciclo/ segundo, entonces 1
Kilo Hz = mil Hz y 1 Mega Hz = 1 millón de Hz). Ver Capítulo 5. Las
transformaciones de la energía.Parte III, sección 5.9 Unidades de energía. Se
llama contaminación radioeléctrica, a los efectos dañinos que pueden provocar
sobre los seres vivos los campos electromagnéticos muy intensos y/o prolongados
en las frecuencias de las corrientes que se distribuyen en la red eléctrica (50
o 60 Hz), o en las frecuencias de radiotelefonía y telefonía celular (en el
orden de los MHz). Por supuesto, el principal objeto de preocupación son los
seres humanos. Aunque la industria de la generación, transmisión y distribución
de la energía eléctrica y las dedicadas a la radiofrecuencia, no admiten en
general los efectos nocivos de esos campos, la cantidad de denuncias de afectados
con distintas dolencias crece continuamente. El principal efecto que se le
atribuye es el de provocar cáncer de cerebro. Los investigadores que sostienen
la tesis de que esas radiaciones son malignas registran otros efectos. En
Argentina existen normas preventivas que limitan las intensidades de los campos
electromagnéticos provocados por los sistemas de transmisión en alta tensión.
El problema reside en quién controla su cumplimiento. Además de los efectos
señalados, imputados a radiaciones de frecuencias relativamente bajas como las
nombradas en el párrafo anterior, existen otros causados por la radiación
electromagnética de muy alta frecuencia, como los rayos X y los rayos gamma.
Como lo estableció y explica la teoría de la mecánica cuántica (o teoría de los
cuantos), la energía que cada onda tiene es proporcional a la frecuencia de la
radiación. Los rayos X son tan penetrantes como para atravesar un cuerpo humano
(radioscopía) porque poseen una altísima frecuencia, muchísimo más que la luz
visible. Entonces, si la potencia de la radiación electromagnética aumenta con
la frecuencia, los daños que puede producir en los cuerpos de los seres vivos
son mayores cuanto mayor es esa frecuencia. El tiempo de exposición a las
radiaciones es también importante. Pensar en las quemaduras que uno sufre
cuando se expone por largo tiempo a la luz ultravioleta del sol en una playa o
de una lámpara que las produce en una cama solar, aun cuando su intensidad sea
débil. Como los efectos sobre los tejidos orgánicos son acumulativos en el
sentido de provocar la formación de tumores malignos, conviene no exponerse a
las radiaciones penetrantes muy a menudo
Fuente :http://www.iae.org.ar/archivos/educ1109.pdf
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