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lunes, 31 de agosto de 2015

Contaminación radioeléctrica.

Contaminación radioeléctrica.


  La física del campo electromagnético no es simple, pero se dará aquí una idea aproximada de su naturaleza. Cuando por un conductor circula una corriente eléctrica, alrededor de él se establecen dos campos de fuerzas: a) el campo eléctrico, dado por la diferencia de potencial eléctrico entre los extremos del conductor, que es el que impulsa la corriente o sea el desplazamiento de electrones por el conductor; b) el campo magnético que aparece siempre que una corriente circula por un conductor. El funcionamiento de casi todos los aparatos que sustentan nuestra civilización científica-tecnológica actual -es decir aquellos que generan o de una manera u otra utilizan energía eléctrica-, implica la utilización de esos dos campos de fuerzas. La intensidad de cada uno de esos campos es proporcional a la intensidad de la corriente, y es distinta en cada punto del espacio alrededor del conductor según sea la distancia y posición del punto con respecto al conductor. Cuando la corriente mantiene una intensidad constante, esos campos son también de intensidades constantes. Pero si la intensidad de la corriente varía, como ocurre en el caso típico de la corriente alterna, donde el movimiento de electrones cambia de sentido (y por lo tanto también de intensidad) periódicamente, los campos cambian también de sentido y de intensidad acorde con las variaciones de la corriente eléctrica. Ahora hagamos un importante experimento imaginario. Supongamos un punto donde hay un elemento conductor de electricidad, y otro punto situado a unos 300.000 Km del primero, en donde podemos medir en cualquier instante las intensidades de los campos eléctrico y magnético producidos por una corriente eléctrica circulando por el distante conductor. La pregunta clave es: las variaciones de esos campos en el segundo punto ¿son simultáneas con las del conductor? La respuesta es no, porque la variación de los campos no se propaga a una velocidad infinita, sino a un valor finito que es de unos 300.000 Km/segundo. Esto significa que cualquier variación del campo electromagnético en el conductor originario será percibida en el punto de observación un segundo después. Lo interesante es que esa velocidad es la velocidad de la luz en el vacío. ¿Porqué esa coincidencia? Porque la luz también es un campo electromagnético que se propaga por el espacio. Pues bien, está demostrado que también las ondas de la radiotelefonía, la televisión, el calor, la luz, los rayos ultravioleta, los rayos X y los rayos gamma, están todos constituidos por campos eléctricos y magnéticos superpuestos que se transmiten a la velocidad de la luz, el valor dado antes. Sus efectos sobre la vida animal y vegetal de la Tierra son muy variados y dependen de su frecuencia (ver definición más abajo). La representación gráfica de cada tipo de radiación en función de su frecuencia, se llama espectro electromagnético. Algunas radiaciones son beneficiosas y sin ellas no existiría la vida (radiación infrarroja o calor, luz y rayos ultravioleta de intensidad moderada). Las de más alta frecuencia, en cambio, pueden destruirla (rayos X, rayos gamma). La explicación íntima de los orígenes y la naturaleza de la radiación electromagnética está dada por la teoría de la mecánica cuántica. La propagación de ella en el espacio había sido develada antes por la teoría de la relatividad. Ambas son inabordables por su complejidad en este texto de carácter elemental. Si al lector le interesan estas teorías, puede acceder a textos de divulgación impresos o electrónicos. Debido a que se trata de dos campos de fuerzas superpuestos, uno eléctrico y otro magnético, al conjunto se lo llama campo electromagnético. Todas las radiaciones contenidas en el espectro electromagnético son fenómenos idénticos, o sea de la misma naturaleza física, y su diferencia radica simplemente en la frecuencia de cada una. Se define como frecuencia de una corriente eléctrica alterna y de los campos electromagnéticos en general, a la cantidad de variaciones de sentido de la corriente o de los campos, que se produce en un segundo de tiempo. La corriente alterna de la red a la cual conectamos nuestros enseres domésticos es de 50 ciclos/segundo, o 50 Hertz, en Argentina. El Hertz, abreviadamente Hz, designa a 1 ciclo/segundo, y es la unidad de frecuencia. Pero en cambio las ondas de radio usadas para comunicaciones a grandes distancias pueden tener frecuencias de, por ejemplo, diez millones de Hz. (Si 1 Hz = 1 ciclo/ segundo, entonces 1 Kilo Hz = mil Hz y 1 Mega Hz = 1 millón de Hz). Ver Capítulo 5. Las transformaciones de la energía.Parte III, sección 5.9 Unidades de energía. Se llama contaminación radioeléctrica, a los efectos dañinos que pueden provocar sobre los seres vivos los campos electromagnéticos muy intensos y/o prolongados en las frecuencias de las corrientes que se distribuyen en la red eléctrica (50 o 60 Hz), o en las frecuencias de radiotelefonía y telefonía celular (en el orden de los MHz). Por supuesto, el principal objeto de preocupación son los seres humanos. Aunque la industria de la generación, transmisión y distribución de la energía eléctrica y las dedicadas a la radiofrecuencia, no admiten en general los efectos nocivos de esos campos, la cantidad de denuncias de afectados con distintas dolencias crece continuamente. El principal efecto que se le atribuye es el de provocar cáncer de cerebro. Los investigadores que sostienen la tesis de que esas radiaciones son malignas registran otros efectos. En Argentina existen normas preventivas que limitan las intensidades de los campos electromagnéticos provocados por los sistemas de transmisión en alta tensión. El problema reside en quién controla su cumplimiento. Además de los efectos señalados, imputados a radiaciones de frecuencias relativamente bajas como las nombradas en el párrafo anterior, existen otros causados por la radiación electromagnética de muy alta frecuencia, como los rayos X y los rayos gamma. Como lo estableció y explica la teoría de la mecánica cuántica (o teoría de los cuantos), la energía que cada onda tiene es proporcional a la frecuencia de la radiación. Los rayos X son tan penetrantes como para atravesar un cuerpo humano (radioscopía) porque poseen una altísima frecuencia, muchísimo más que la luz visible. Entonces, si la potencia de la radiación electromagnética aumenta con la frecuencia, los daños que puede producir en los cuerpos de los seres vivos son mayores cuanto mayor es esa frecuencia. El tiempo de exposición a las radiaciones es también importante. Pensar en las quemaduras que uno sufre cuando se expone por largo tiempo a la luz ultravioleta del sol en una playa o de una lámpara que las produce en una cama solar, aun cuando su intensidad sea débil. Como los efectos sobre los tejidos orgánicos son acumulativos en el sentido de provocar la formación de tumores malignos, conviene no exponerse a las radiaciones penetrantes muy a menudo
Fuente :http://www.iae.org.ar/archivos/educ1109.pdf

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